19. La bella durmiente
Había una vez un rey y una reina que deseaban tener un hijo. Tras mucho esperar, finalmente tuvieron una hija a la que llamaron Aurora. Para celebrar su nacimiento, organizaron una gran fiesta a la que invitaron a las hadas del reino. Sin embargo, olvidaron invitar a una de las hadas más antiguas y malvadas.
Durante la celebración, las hadas comenzaron a ofrecer sus dones a la pequeña princesa. Una le otorgó belleza, otra inteligencia, y así sucesivamente. Pero antes de que la última hada pudiera dar su don, la hada malvada, furiosa por no haber sido invitada, irrumpió en la fiesta.
- ¡La princesa crecerá y será hermosa, pero al cumplir dieciséis años se pinchará el dedo con el huso de una rueca y morirá! – gritó la malvada hada.
Toda la corte quedó horrorizada, pero la última hada, que aún no había ofrecido su don, suavizó la maldición diciendo:
- No morirá, sino que caerá en un sueño profundo del que solo despertará con el beso de un príncipe.
A pesar de los esfuerzos del rey por destruir todas las ruecas del reino, al llegar el decimosexto cumpleaños de Aurora, la maldición se cumplió. La princesa se pinchó el dedo con el huso de una rueca y cayó en un profundo sueño.
El rey y la reina, devastados, ordenaron que Aurora fuera colocada en una habitación especial, y el castillo entero quedó envuelto en un profundo sueño para acompañarla. Los años pasaron, y el castillo fue olvidado por todos excepto por las historias que hablaban de una hermosa princesa durmiente.
Un día, un valiente príncipe que había oído las leyendas decidió buscar el castillo. Después de una ardua búsqueda, lo encontró rodeado de espinos y maleza. Con gran esfuerzo, el príncipe atravesó la densa vegetación y entró al castillo.
Subió las escaleras y llegó a la habitación donde yacía la princesa Aurora, dormida en su cama. El príncipe se acercó y, con gran ternura, le dio un beso. En ese momento, la princesa despertó de su sueño profundo.
Aurora abrió los ojos y, al ver al príncipe, sonrió. El hechizo se rompió y todo el castillo despertó con ella. El rey y la reina, llenos de alegría, agradecieron al valiente príncipe por su valentía y nobleza.
El príncipe y la princesa se casaron poco después y vivieron felices por el resto de sus días. El reino celebró su boda con gran júbilo, y la historia de Aurora y el príncipe valiente fue contada y recordada por generaciones.
Y colorín colorado, este cuento se ha podcastizado.
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