20. Ricitos de oro y los tres osos
Había una vez una niña llamada Ricitos de Oro que vivía cerca de un gran bosque. Un día, mientras paseaba, se adentró en el bosque y caminó sin rumbo hasta que se encontró con una casa muy acogedora. Llamó a la puerta, pero nadie respondió. La curiosidad de Ricitos de Oro fue más fuerte y decidió entrar.
En la mesa de la cocina había tres tazones de avena. Ricitos de Oro tenía mucha hambre, así que probó el primer tazón, que era el más grande.
- ¡Uf, está muy caliente! – exclamó.
Luego probó el segundo tazón, que era mediano.
- ¡Ay, está muy frío! – se quejó.
Finalmente, probó el tercer tazón, que era el más pequeño.
- ¡Mmm, está perfecto! – dijo con satisfacción y se lo comió todo.
Después de comer, Ricitos de Oro sintió un poco de sueño y decidió buscar un lugar donde descansar. En la sala había tres sillas. Primero se sentó en la silla más grande.
- ¡Uy, esta silla es muy dura! – dijo.
Luego probó la silla mediana.
- ¡Oh, esta silla es muy blanda! – comentó.
Finalmente, se sentó en la silla más pequeña.
- ¡Ah, esta silla es perfecta! – exclamó, pero en cuanto se acomodó bien, la silla se rompió y Ricitos de Oro cayó al suelo.
Un poco aturdida, Ricitos de Oro subió al segundo piso y encontró tres camas. Primero se acostó en la cama más grande.
- ¡Oh, esta cama es muy dura! – dijo.
Luego probó la cama mediana.
- ¡Uf, esta cama es muy blanda! – comentó.
Finalmente, se acostó en la cama más pequeña.
- ¡Ah, esta cama es perfecta! – dijo con un bostezo, y se quedó dormida.
Mientras Ricitos de Oro dormía, los tres osos que vivían en la casa regresaron de su paseo por el bosque. El oso papá, la osa mamá y el osito bebé notaron que alguien había estado en su casa.
- ¡Alguien ha probado mi avena! – rugió el oso papá.
- ¡Alguien ha probado mi avena también! – dijo la osa mamá.
- ¡Y alguien se ha comido toda mi avena! – lloriqueó el osito bebé.
Luego fueron a la sala.
- ¡Alguien se ha sentado en mi silla! – gruñó el oso papá.
- ¡Alguien se ha sentado en mi silla también! – dijo la osa mamá.
- ¡Y alguien ha roto mi silla! – gimoteó el osito bebé.
Subieron al segundo piso y se dirigieron al dormitorio.
- ¡Alguien ha dormido en mi cama! – rugió el oso papá.
- ¡Alguien ha dormido en mi cama también! – dijo la osa mamá.
- ¡Y alguien está durmiendo en mi cama! – gritó el osito bebé.
Ricitos de Oro se despertó con el ruido y al ver a los tres osos, saltó de la cama aterrorizada. Corrió escaleras abajo y salió de la casa a toda prisa. Nunca volvió a adentrarse tan profundamente en el bosque, y los tres osos nunca volvieron a ver a Ricitos de Oro.
Y colorín colorado, este cuento se ha podcastizado.
¿Te ha gustado? Me encantaría leer tu comentario en la app de podcast que estés usando, donde además tu valoración de 5 estrellas ayudaría a que más gente escuchara estas fantásticas historias.
Te leo un cuento nuevo en cada episodio. Además, recuerda que puedes regalar un cuento personalizado narrado con mi voz en el que el protagonista sea el nombre del niño o la niña que desees. Entra en leocuentos.es y regala felicidad.
Escucha otros cuentos de este podcast:
- 20. Ricitos de oro y los tres osos
- 19. La bella durmiente
- 18. Blancanieves y los siete enanitos
- 17. El príncipe rana
- 16. Cenicienta
Momo’s Bear by Kojiro.Miura — https://freesound.org/s/456362/ — License: Attribution 4.0