20. Ricitos de oro y los tres ositos. LEOcuentos.es (José David Pérez)

20. Ricitos de oro y los tres osos

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20. Ricitos de oro y los tres osos
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Había una vez una niña llamada Ricitos de Oro que vivía cerca de un gran bosque. Un día, mientras paseaba, se adentró en el bosque y caminó sin rumbo hasta que se encontró con una casa muy acogedora. Llamó a la puerta, pero nadie respondió. La curiosidad de Ricitos de Oro fue más fuerte y decidió entrar.

En la mesa de la cocina había tres tazones de avena. Ricitos de Oro tenía mucha hambre, así que probó el primer tazón, que era el más grande.

  • ¡Uf, está muy caliente! – exclamó.

Luego probó el segundo tazón, que era mediano.

  • ¡Ay, está muy frío! – se quejó.

Finalmente, probó el tercer tazón, que era el más pequeño.

  • ¡Mmm, está perfecto! – dijo con satisfacción y se lo comió todo.

Después de comer, Ricitos de Oro sintió un poco de sueño y decidió buscar un lugar donde descansar. En la sala había tres sillas. Primero se sentó en la silla más grande.

  • ¡Uy, esta silla es muy dura! – dijo.

Luego probó la silla mediana.

  • ¡Oh, esta silla es muy blanda! – comentó.

Finalmente, se sentó en la silla más pequeña.

  • ¡Ah, esta silla es perfecta! – exclamó, pero en cuanto se acomodó bien, la silla se rompió y Ricitos de Oro cayó al suelo.

Un poco aturdida, Ricitos de Oro subió al segundo piso y encontró tres camas. Primero se acostó en la cama más grande.

  • ¡Oh, esta cama es muy dura! – dijo.

Luego probó la cama mediana.

  • ¡Uf, esta cama es muy blanda! – comentó.

Finalmente, se acostó en la cama más pequeña.

  • ¡Ah, esta cama es perfecta! – dijo con un bostezo, y se quedó dormida.

Mientras Ricitos de Oro dormía, los tres osos que vivían en la casa regresaron de su paseo por el bosque. El oso papá, la osa mamá y el osito bebé notaron que alguien había estado en su casa.

  • ¡Alguien ha probado mi avena! – rugió el oso papá.
  • ¡Alguien ha probado mi avena también! – dijo la osa mamá.
  • ¡Y alguien se ha comido toda mi avena! – lloriqueó el osito bebé.

Luego fueron a la sala.

  • ¡Alguien se ha sentado en mi silla! – gruñó el oso papá.
  • ¡Alguien se ha sentado en mi silla también! – dijo la osa mamá.
  • ¡Y alguien ha roto mi silla! – gimoteó el osito bebé.

Subieron al segundo piso y se dirigieron al dormitorio.

  • ¡Alguien ha dormido en mi cama! – rugió el oso papá.
  • ¡Alguien ha dormido en mi cama también! – dijo la osa mamá.
  • ¡Y alguien está durmiendo en mi cama! – gritó el osito bebé.

Ricitos de Oro se despertó con el ruido y al ver a los tres osos, saltó de la cama aterrorizada. Corrió escaleras abajo y salió de la casa a toda prisa. Nunca volvió a adentrarse tan profundamente en el bosque, y los tres osos nunca volvieron a ver a Ricitos de Oro.


Y colorín colorado, este cuento se ha podcastizado.

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Momo’s Bear by Kojiro.Miura — https://freesound.org/s/456362/ — License: Attribution 4.0